El Presidente marca el inicio del año conmemorativo hacia el Bicentenario con el objetivo de consolidar una economía industrializada, diversificada y menos dependiente de recursos naturales.

La Paz, 08 de noviembre, (Última Hora).- El presidente Luis Arce inicia su quinto año de mandato este 8 de noviembre, proyectando un ambicioso plan de industrialización que busca posicionar a Bolivia como una economía más robusta y diversificada. En el marco del año conmemorativo hacia el Bicentenario de Bolivia, Arce enfatiza su compromiso de transformar la economía del país, dejando atrás la dependencia de un solo sector.
“La industrialización va a marcar un antes y un después en la historia económica de nuestra querida Bolivia”, aseguró Martín Maturano, delegado presidencial para el Bicentenario. Esta transformación se materializa en una inversión sin precedentes de más de 3.500 millones de dólares en 170 plantas industriales que están en distintas etapas de implementación en el país. Estas nuevas industrias sentarán la base para un desarrollo económico y tecnológico sostenible que, según Maturano, impulsará el crecimiento de Bolivia en los próximos 50 a 100 años.
La apuesta por una economía diversificada
A través de estas plantas industriales, el gobierno busca crear una economía de base ancha que no dependa exclusivamente de sectores históricos como la minería o el gas, cuyas fluctuaciones han afectado a Bolivia en el pasado. De las 170 fábricas planificadas, 63 están bajo la supervisión del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, con una inversión de Bs 11.274 millones. Maturano adelantó que varias de estas plantas estarán en operación para el 2025, permitiendo al país dar “un salto cualitativo hacia la industrialización” en su Bicentenario.
Además, el economista Martín Moreira destaca que la industrialización será clave para reducir las importaciones y retener divisas en el país, una medida crucial para la estabilidad económica a largo plazo.
Avances en infraestructura industrial
Este año, el gobierno ha inaugurado importantes plantas que se suman a la infraestructura productiva del país. En julio, en el municipio de Viacha, La Paz recibió la Planta de Almacenamiento y Transformación de Cereales, una inversión de más de Bs 180 millones. De igual forma, en El Alto, concluyó la construcción de la Planta de Transformación de Papa, situada en el Distrito 14.
Santa Cruz, por su parte, ha sido testigo de la inauguración de la primera Planta de Biodiésel, y se prevé que una segunda planta esté lista en El Alto a finales de 2024. Estas plantas, junto con la futura Planta de Diésel Renovable en Santa Cruz, permitirán al país reducir en un 60% la importación de diésel para abastecer la demanda nacional.
En paralelo, el Complejo Siderúrgico del Mutún, situado en Puerto Suárez, Santa Cruz, avanza con pruebas previas a su puesta en marcha completa, proyectada para febrero del próximo año. Este complejo, compuesto por siete plantas, permitirá a Bolivia producir anualmente cerca de 200.000 toneladas de acero, disminuyendo así en un 50% la dependencia de las importaciones de este material.
Los retos del nuevo año de gestión
Desde su llegada a la presidencia en 2020, Arce ha enfrentado desafíos significativos. A su llegada, Bolivia estaba sumida en una crisis económica y sanitaria debido a la pandemia de Covid-19, y la economía cayó cerca del 8%. Sin embargo, el gobierno impulsó la recuperación a través de políticas como el Bono contra el Hambre y un crecimiento del 6,1% en 2021.
Para este quinto año, el panorama político se ha tornado desafiante. El bloqueo prolongado de 2024 costó al país aproximadamente 1.600 millones de dólares, marcando el inicio de un año tenso políticamente y repercutiendo en la economía. Ante esto, Moreira subraya tres retos principales para la nueva gestión de Arce: controlar la inflación, acelerar el proceso de industrialización y frenar las importaciones, y combatir la desestabilización económica mediante medidas políticas.
Luis Arce inicia este quinto año con la convicción de que la industrialización puede trazar un nuevo rumbo para Bolivia, consolidando un futuro en el que las nuevas generaciones tengan oportunidades en una economía sólida, diversa y autosuficiente.